domingo, 18 de noviembre de 2012

Capítulo 3- Hospital

Estaba con Rand,  llevándole a el sitio donde hacíamos los deberes de verano.
-¿Y dónde quedaba eso?- preguntó Rand con las manos en los bolsillos.
-Vamos al instituto o a un local que hay en frente. Hoy vamos al local.
-¿Local de bar?
-Si, vamos a tomar alcohol.
-¡Vale! ¿Mañana me vuelves a acompañar?
-Tengo médico. Que lo haga Sía.
-¿Aún sigues con la enfermedad esa que tenías de pequeña?
-Era incurable y lo sabes, Rand.
-Es que nunca te ha pegado estar enferma, con lo... viva que estás.
-Me alegro de no parecer un zombie.
-Me alegro de que no seas un zombie, seguro que me comerías-dijo Rand riéndose.
-Para que un zombie te coma se necesita cerebro, cariño.
-Ya se ha estropeado mi plan de ser un cebo para zombies. Mañana te tendré que usar a ti.
-Oh, que honor, mañana cuando tenga una aguja en el brazo iré a cazar zombies. Qué chachi.
-Ah, se me había olvidado lo de la aguja... ¿Y no te cansas de ir al hospital?
-Es entretenido. Además, me adoran. Todos me conocen. Me llaman Cérida Alas Blancas.
-¿Los pelillos de la espalda?
-Los pelillos de la espalda- confirmé.
-Debe ser divertido.
-Me conocen hasta las de la limpieza.
-Eso si que es genial.
-Ciertamente. Bueno, ya hemos llegado- dije yo, entrando en el local.
-¡Cer! ¿Esta tarde vienes a la piscina?- dijo Sía nada más verme.
-No- dije yo, directa.
-¿Por qué?- dijo Sía acercándose a mi con los brazos abiertos.
-Mañana tengo médico.
-Entonces vale- dijo Sía cerrando los brazos.
-¿No me estrangulas?- dije yo, esperanzada.
-No... de momento.
-No sois normales- dijo Rand alejándose de nosotras.

Nos fuimos a la parte del local donde ayudaban con castellano.
-Cérida, ¿que haces aquí?- dijo el monitor cruzando los brazos.
-Yo he venido a aprender, aunque Rand ha venido a emborracharse.
-Cérida, ya te lo sabes todo.
-Pero hacer los deberes aquí es más divertido.

El local era un bonito lugar, de paredes blancas y suelos amarillos, lleno de dibujos que habíamos hecho los que íbamos allí a lo largo del tiempo y de niños. Era un lugar alegre. Pasamos el día allí y nos fuimos.
-Antes de que os vayáis- dijo el monitor-, el sábado vamos a una excursión a una excavación arqueológica. Os lo digo para que os traigais gorras.
-¿Y un bocata de tortilla de patata?- dije yo, recogiendo mis cosas.
-Si, Cérida, y un bocata de tortilla de patata. ¿Para que vienes?
-No finjas, se que me amas.

Al día siguiente estaba en el hospital, con una aguja en el  brazo mientras me ponían la medicación por vena. Por la tarde, a la hora de las visitas, mientras mi madre se tomaba un café en la máquina, vinieron a verme.
-¡Hola!- dijo Sía acompañada de Rand y Kendz.
Miré a Kendz sorprendida. ¿Qué pintaba ese ahí?
-Yo quería que estuvieses en camisón- dijo Rand mirando el pijama de hospital que llevaba.
Sía se acercó a mi, me abrazó, y me dijo al oído:
-Kendz se ha acoplado al saber que hemos venido a verte... Creo que está celoso de Rand.
Yo sonreí involuntariamente. Kendz siempre había sido celoso a más no poder, pero él me había dejado por otra en cuanto me puse las gafas. Me lo dijo en clase delante de todos, pero yo en vez de hacerme la ofendida y pegarle, sonreí y le dije:
-Me alegro por mi.
Eso le humilló mucho, pero yo no estaba tan bien como aparentaba. Pero ya lo tenía superado, aunque si podía insultar a Kendz, lo hacía, todo hay que decirlo.
-Lo siento mucho, Rand, pero en este hospital son muy dignos y te dan pantalones- dije yo.
La visita acabó en cuanto mi madre apareció por allí, y todos se fueron.

El sábado me levanté con un extraño presentimiento. Me pareció que ese día iba a ser extraño, como si algo fuese a cambiar...

1 comentario:

  1. ¿Porqué dices que te quedó caca si es genial? Ahjdkhajdhs Me hizo mucha gracia lo de los zombies, mola :3
    QUIERO MÁÁÁÁS

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